XV
EL CERRO CONDECORADO POR
UNA BOMBA DE CORAZONES
(A los mártires Estanislao Orobio y Celestino Villarreta)
Vamos para el cerro
Del mango, manguil,
La cerca derrite
La voz del candil.
Madura en el cerro,
En el Cerro Ancón,
Los mangos que tienen
Carne tricolor
El cerro no puede
Tocar el violín,
Su mano encadena
El rubio alguacil.
La queja en las copas
La llora un bimbín,
Maritza de enero
Guayacán de abril.
Los mangos del cerro
-bandera en sazón-
Labios de Rosita,
De Rosita Sol.
Caerá el soldado
De la zona gris,
Ascanio es un mango,
Azul, carmesí.
La raya amarilla
Ordena en inglés,
Con mangos se borra
El Orobio y Manuel.
Los mangos, los mangos,
Los mangos de allí,
Nos sabrán a Patria,
A Patria feliz.
Vamos para el cerro
Del mango, manguil,
Quebrará la cerca
La voz del candil.
domingo, 9 de enero de 2011
domingo, 2 de enero de 2011
Un poema de Aura Méndez de Canova (Panamá)
Aura Méndez de Canova
En este exhausto vuelo de soles vencidos
aún habitas en mi carne...
Candil en las tintas.
Solloza el viento y toca la sed en las arterias…
En estos instantes palpo tus silencios sin fechas,
hoy eres un destino cruzando océanos
tu incansable esclavitud
ata mis sueños de poeta.
Olvidarte...
Es semejante a extraviar la brújula
que ancla en mi pecho acalorado...
Todavía escucho tus mundos agitados
y aún sigo escribiendo
historias en ríos blanquecinos.
Los silencios crecen
y vomitan hierro
y tú moras intacto en la memoria de mi piel;
placer y tortura
se conjugan en el mar de la vida;
hoy tus sílabas fecundan claveles tibios...
Nuestro canto
dilata el ombligo del universo joven…
Veo aros de espumas
que emiten destellos etéreos
¡Ensimismada estoy!
Nace la piel
de la penumbra universal…
Cuando trituramos caricias y lágrimas,
se llenan todos tus silencios de ojos.
Veo en un instante
el imán del planeta vagabundo,
enroscado entre nuestras manos de barro tibio
en las sienes mis noches.
Aún derramas besos
en noches de plenilunio.
Veo ángeles que soplan canciones;
guijarros de pasión reposan en la memoria...
Revivo...
Reviviré este amor dulce... herido
aunque laceren silencios, vientos y siglos...
Hoy trago episodios que atoran
latidos en la garganta…
Se atenúan.
Siento que tus silencios
saben a desdén y dudas...
¡Duele!
El oasis de lo inexplicable, casi muere,
pero aún existimos tu y Yo...
Preguntas desgastadas sin respuestas
vagan...
Me quedan amaneceres
sin lecho.... sin piel.
Aún tengo algunas auroras para cortar…
Me persiguen sus retoños en otras vidas
hoy tengo los estuarios de mi cuerpo
llenos de peces…
Un golpeteo de agua
va purificando este etéreo silencio
¡Implacable destino!
Los ayes de la sangre despedazan horas;
amor y dolor fluyen en una sola arteria,
me persiguen los ecos de quietud
todavía entretejo tu presencia
y te veo circular junto a la aurora boreal
¡Incendio de recuerdos… aún somos!
Más allá del tiempo impalpable
reposa la cara escondida
de nuestra sangre viva;
hoy habrá una isla inundada de silencios,
pero su vientre guarda tu presencia.
Eres errabundo sin fecha...
Sin dueño...
Me quedan tatuados tus ojos fugitivos...
te adentras en los filamentos de mi piel
y fecundas llamas en la memoria de hoy.