domingo, 2 de enero de 2011

Un poema de Aura Méndez de Canova (Panamá)

Aura Méndez de Canova

ENSIMISMADA EN TU SILENCIO







En este exhausto vuelo de soles vencidos


aún habitas en mi carne...


Candil en las tintas.


Solloza el viento y toca la sed en las arterias…


En estos instantes palpo tus silencios sin fechas,


hoy eres un destino cruzando océanos


tu incansable esclavitud


ata mis sueños de poeta.






Olvidarte...


Es semejante a extraviar la brújula


que ancla en mi pecho acalorado...


Todavía escucho tus mundos agitados


y aún sigo escribiendo


historias en ríos blanquecinos.


Los silencios crecen


y vomitan hierro


y tú moras intacto en la memoria de mi piel;


placer y tortura


se conjugan en el mar de la vida;


hoy tus sílabas fecundan claveles tibios...


Nuestro canto


dilata el ombligo del universo joven…


Veo aros de espumas


que emiten destellos etéreos


¡Ensimismada estoy!






Nace la piel


de la penumbra universal…


Cuando trituramos caricias y lágrimas,


se llenan todos tus silencios de ojos.


Veo en un instante


el imán del planeta vagabundo,


enroscado entre nuestras manos de barro tibio


en las sienes mis noches.






Aún derramas besos


en noches de plenilunio.


Veo ángeles que soplan canciones;


guijarros de pasión reposan en la memoria...


Revivo...


Reviviré este amor dulce... herido


aunque laceren silencios, vientos y siglos...






Hoy trago episodios que atoran


latidos en la garganta…


Se atenúan.






Siento que tus silencios


saben a desdén y dudas...


¡Duele!


El oasis de lo inexplicable, casi muere,


pero aún existimos tu y Yo...


Preguntas desgastadas sin respuestas


vagan...


Me quedan amaneceres


sin lecho.... sin piel.


Aún tengo algunas auroras para cortar…


Me persiguen sus retoños en otras vidas


hoy tengo los estuarios de mi cuerpo


llenos de peces…






Un golpeteo de agua


va purificando este etéreo silencio


¡Implacable destino!


Los ayes de la sangre despedazan horas;


amor y dolor fluyen en una sola arteria,


me persiguen los ecos de quietud


todavía entretejo tu presencia


y te veo circular junto a la aurora boreal


¡Incendio de recuerdos… aún somos!


Más allá del tiempo impalpable


reposa la cara escondida


de nuestra sangre viva;


hoy habrá una isla inundada de silencios,


pero su vientre guarda tu presencia.


Eres errabundo sin fecha...


Sin dueño...


Me quedan tatuados tus ojos fugitivos...


te adentras en los filamentos de mi piel


y fecundas llamas en la memoria de hoy.

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