Lionel y Yolanda
REQUIEM PARA UN SER QUERIDO
“Silencio y Paz. Fue llevado al
país de la vida. ¿Para qué hacemos preguntas? Su morada, desde ahora, es el
Descanso, y su vestido, la luz. Para siempre.
Silencio y paz. ¿Qué sabemos nosotros?”
Ignacio Larrañaga
MI LLANTO
Veo
como poco a poco se van desvaneciendo las luces que brillaban en mi vida; que
le daban el sustento, con calor a mí ser y con amor aspiraba mi aliento. Es sin duda el más triste y doloroso
sentimiento que he tenido que afrontar hasta este momento.
Solo
la fortaleza que emana de nuestros hijos es lo que me brinda el impulso para
que día a día venza mi angustia y mengüen mis temores, por demás infundados.
Pero este sentimiento de estar expuesta al peligro y la desolación que me
infundió tu
partida, nada ha podido sanarlo. Afrontarlos
es lo único que he hecho, sintiéndolo hasta la médula
para después liberarlo al viento.
Sin
embargo, la vida se encarga de traerlo una y otra vez cruelmente, como si se
regocijara en mi duelo. Día tras día,
cada vez que tenía que hacer un procedimiento relacionado con tu partida,
sentía que iba apagando la luz de tu camino; a veces ya no quería avanzar, pues
no quería borrarte de mi vida, borrar una vida tan especial, tan útil, tan
abundante en dadivas, en aprecios, en trabajo, en amores, en aportes que
quedaran para siempre, erguidos y anónimos, al servicio de todos.
Te
respeto por la vida que me entregaste, tus ejemplos. Te respeto por tu honradez, por tu
integridad, por tu rectitud, por tu inteligencia, por tu discreción, por tu
valentía, por tus silencios y por tu dedicación a la familia y al trabajo. Por cada día que, de madrugada, te levantaste
feliz para ir a trabajar, y regresabas cansado a tu oasis de música y paz.
Pero
sobre todo por tus demostraciones de afecto tan singulares y sinceras, de total
responsabilidad hacia nosotros, tu familia, donde dejaste profundas huellas de
valores morales, culturales e integrales que sin duda traspasaran hasta
nuestros más lejanos familiares y amistades que vieron en ti, un ejemplo a
seguir. Me alegra mucho habértelo dicho y escrito en vida, porque te lo
llevaste dentro de tu alma.
Demás
está decir que, aunque apague muchas luces, hay algunas, que no se apagaran
jamás, pues una estela como la que tú dejas la llevaremos siempre en el alma
impregnada ya con tu amor. Amor que jamás podremos olvidar. Nunca jamás se
apagará la llama de tus ternuras, de tu dulzura hacia mí y nuestra familia, y
que muchos no conocieron. Esa luz estará siempre encendida iluminando nuestras
vidas. Hasta que Dios nos permita reencontrarnos de nuevo. Hasta pronto Lionel.
N-26-11-1943 M-24-10-2011
PRIMER
ANIVERSARIO, 24-10-2012
Excelente persona y compañero, en el ITESM, estudiamos juntos toda la carrera IC
ResponderEliminarRicardo Rendón