Alberto Camus (Argelia)
Querido señor Germain:
Esperé a que se apagara un poco
el ruido que me ha rodeado todos estos días antes de hablarle de todo corazón.
He recibido un honor demasiado grande, que no he buscado ni pedido. Pero cuando
supe la noticia, pensé primero en mi madre y después en usted. Sin usted, sin
la mano afectuosa que tendió al niño pobre que era yo, sin su enseñanza y su
ejemplo, no hubiese sucedido nada de todo esto. No es que dé demasiada
importancia a un honor de este tipo. Pero ofrece por lo menos la oportunidad de
decirle lo que usted ha sido y sigue siendo para mí, y de corroborarle que sus
esfuerzos, su trabajo y el corazón generoso que usted puso en ello continuarán
siempre vivos en uno de sus pequeños escolares, que, pese a los años, no ha
dejado de ser su alumno agradecido.
Lo abrazo con todas mis
fuerzas.
Albert Camus
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