MEMORÁBILA
I
En su detenido tránsito los
fósiles esperan
el desmantelamiento de los artificios
inamovibles en su convicción de
piedra
resisten a las lámparas
eléctricas
y a las interrogaciones del
carbono catorce
de los paleontólogos
sólo cobran movimiento en la
penumbra
de los museos
cuando llega la noche
y cesa el flujo de turistas
cuando los agentes de seguridad
son ganados por el cansancio
mientras semejan pilotear naves
ultramodernas
frente a los paneles del sistema de circuito cerrado
entonces despiertan de su
mansedumbre quieta
de su pleistocénico sueño
los huesos mutilados por el
tiempo
y por los martillos de la National Geografic
y vuelven a escucharse los
bramidos tras la dentellada titánica
los aullidos nocturnos de las
bestias en celo
todo cobra movimiento bajo la
bóveda de vidrio
las manadas como cardúmenes
moviéndose
de un lado para otro
por la sala
en sombras
huyendo de la zarpa y del
colmillo
luego
el aire lavado por la lluvia
perlado de cristales detenidos
en el tiempo
de la fosilizada lluvia de las
minas
de Muzo y de Sudáfrica
de Siberia y de Indochina
el relámpago entre tanto
despertando
al nacimiento de los dioses telúricos
la tierra abriéndose
devorando los paisajes y
horizontes
de los primeros seres conscientes
y de nuevo el silencio
inarticulado
el callado silencio del símbolo
en la piedra
íntimos mapas del alma poblando
las praderas
y las paredes de cavernas y
cascadas
la primera punta de piedra
el primer húmero quebrado
el llanto primero inducido por
el hombre
la primera muestra de furia
incontenida
y el primer susurro en la oreja
imitación del roce de hojas por
el viento
la primera onomatopeya
la primera sonrisa iluminando un
rostro
el primer beso
el primer pacto
la primera caricia al un vientre
solidario
el primer asombro metafísico
y nuevamente la lluvia
los
relámpagos
la noche dictando paréntesis y
álgebras al hombre
heredándoles el miedo genético
al frío de la soledad
y al hambre
en la penumbra del museo
penumbra fría
cobra más sentido que movimiento
el fragmento de la vasija
recuerdo del barro con que coció
sus dioses el hombre
aquella noche cuando tuvo que
darle forma a la idea
y concibió la posibilidad de
traducir la vaga concepción
que gravitaba en sus danzas de
ebria psicotropiedad
y luego la tribu huyendo de los
fríos glaciales
del sideral exilio de sus dioses
la tribu esquivando abismos y
corrientes
la tribu disputándose los territorios
la tribu distribuyendo
equitativamente las pieles
y los granos colectados
la tribu narrando junto al fuego
sus primeros mitos
memoria universal rescatada por el canto
y luego huyendo nuevamente hacia
las regiones boreales
y nuevamente al sur huyendo
siempre
como buscándole sentido a las
direcciones
a la rosa de los vientos y del
tiempo
siempre juntos
unidos ante el abismo inevitable
de la
muerte
y en la fiesta del nacimiento
siempre juntos
cobra movimiento la sala del
museo
y cobra vida
vida y movimiento que tornan al
silencio pétreo
cuando se abren las puertas
y fluyen en manadas los turistas
a nuevamente sorprenderse
con los restos fósiles
porción del tiempo detenido
ahí donde todas las noches hay
fiesta.
II
(alegoría maya)
la geometría desmiente a los
invasores
con la estoicidad que confiere
el paso de los siglos
se han desmoronado algunos muros
los techos
las tapias
de los jardines
aún sobreviven las pruebas
de la preexistencia del cero
del análisis matemático
del cálculo del tiempo que no
logran rebatir
los informes del Vaticano
aún sobreviven las estelas
donde se describen los detalles
de
la transacción
porque no eran ajenos al
comercio
ni siquiera desconocían el uso
de la rueda
adoraban sin embargo a los
bárbaros dioses elementales
propugnaban en sus templos
el retorno a los antiguos pasos
templos cuyos altares estaban
expuestos a la luz del sol
y de las estrellas
templos magníficos
visitados cada año por la sombra de sus dioses
las espadas se cebaron con las
carnes del jaguar
y la serpiente
quetzal y colibrí vieron morir a
sus cantores
en las noches de luna llena
juegan
entre las olas tranquilas de los
lagos
los destellos luminiscentes de
los antiguos altares
ocultos por el tiempo
en las profundidades del barro subacuático
el barro quebrado contra la
piedra
el hueso convertido en
herramienta
la semilla germinando en los
vientres
regresando
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