I
Soy el silencio.
La otra mitad de vos que no conocés.
Vástago en la penumbra de tu cuarto,
Cuando apagás la tele
Y con gusto cerrás párpados y me buscás.
¡Pobre de vos y tus noches!
Jamás volverás a trazar mi croquis,
Mi silueta con tu grafito,
Pues tu lienzo apenas se apoya
En el caballete de la noche.
Jamás te sublevaste
Ni saliste de la cloaca de vergüenza.
Te quedaste estancando en tu afán
Por cerrar párpados.
II
En el tránsito hacia otras dimensiones
Fui helecho sediento.
Nunca me introduje en otras aguas.
Yo era piedra en medio de este río de placeres.
En las hojas te veía,
No estabas muerto: danzabas mi destierro.
III
En otra ocasión fui libélula insurrecta.
Nunca supe de manadas,
Pues desde pequeña supe
Que tendría que usar mis delgadas alas.
¡Como anhelaba quedarme en mi paraíso!
Pero el viento siempre estuvo a mi favor
Para buscar otra tierra o, mejor aún,
Otras aguas donde posar mi trasero colorido.
IV
En el fin del mundo fue nuestro reencuentro.
Yo te creía disipado en las movediza noche.
Mi pecho apenas guardaba la centella de tu recuerdo.
Fue el día tu plan B para atraparme en tus redes,
Cercenar mis alas.
Nunca me descubrí en tus ojos,
Pues apagabas las velas al asomarme a tu ventana.
Yo era una especie de luciérnaga
Tocando a tu puerta.
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