domingo, 21 de diciembre de 2014

Poema de Martín Testa Garibaldo (Panamá)

Mañana del 20

Lo inevitable
Llega
Con sus heridas
Aluviones rojos
El pueblo llora

Tiemblo

Las ideas
Se desfiguran
Odio
Saña
¿Qué cosa?

Ahora
Nos volvemos sagaces

¡Los chalecos ajenos también lloran!

domingo, 30 de noviembre de 2014

Poema de Vannie Arrocha (Panamá):

Desperfecta

El día en que yo sea bonita:
con mirada felina y cuello de princesa
de piernas largas y cintura estrecha
cuando el sol se pose sobre las hebras
de este cabello medio negro
y la pigmentación original de la piel desaparezca.

El día en que yo sea bonita:
con pechos grandes y pestañas postizas
y el ego más que un accesorio sea un amuleto.
Ser predecible, con uniforme resuelto,
réplica de un maniquí de estantería.
terminaré musitando ideales ajenos.

El día en que yo sea bonita,

tendrías que llamarme por otro nombre.

domingo, 23 de noviembre de 2014

Poema de Edgar Otoniel García Robles (Guatemala):


LA CONQUISTA DE LA LUNA

Días bajo cero
a veces habla el viento
tuvimos derrotas y conquistas
el vértigo de la victoria
todo me llevó al desencanto
hay poemas a medias
al igual que esta historia

LEJOS

En el lugar donde estoy
la gente no es sencilla
llueve y no es un milagro
nadie conoce el asombro como yo
esta ciudad no tiene mar
ni amor
ni vida
ni nada
algo no corresponde con la realidad

ESPEJISMO

No he vuelto al mar desde entonces
ahora sé
que vendrás y no ha verme
vendrás y no existiré
la Luna ya no brilla
despertarás en mi tierra, en mi país
no habrá ojos tristes a tu lado
hablarás de amor y no podré escucharte
no podré decirte tanto

domingo, 9 de noviembre de 2014

Un poema de mi autoria:


EPITAFIO

No repitas mi nombre
No lo repitas
¡No!
Déjame llevarlo conmigo

Olvida ese verso
Ese que te escribí con odio
Con ternura y hasta con fiebre en el estómago
Ese que habitó en el charco de mi boca
Ese que me gustó y me embriagó

Olvida el estruendo de mi risa
La que siempre fue mi compañera
Mi querida camarada
Ella resonó en una esquina de mi aliento
Y mis papilas quedaron encantadas con su sabor

Y olvida mis huracanes
Esos que sin planearlos me salían tan bien logrados
Esos que te lastimaron
Que me lastimaron
Esos que me gritaron
Que le gritaron a mi oreja:
¡Los tifones no somos cómplices!
No repitas mi nombre
No lo repitas
¡No!
Déjame llevarlo conmigo

Olvida mis espinacas
Morder sus hojas
A veces me fue difícil
A veces fácil
Aunque siempre mis mordidas fueron transparentes
Y me llené de verde
De ese verde
Del verde que fulgura

Olvida mi barriga
Mi despeinado peinado
Mis manos sin callos
Mi estatura de palmera
Mi dura mirada
Mi nariz de percha
Olvida que comí y bebí sin dieta adelgazante
Que corrí en la dirección contraria
Pensé como hereje
Que rasqué mis ardores
Y fui el sílice de mis traspiés
Un cristal en el ojo de la luciérnaga

No repitas mi nombre
No lo repitas
¡No!
Déjame llevarlo conmigo

Olvida mis cavilaciones
Esas mujeres que siempre me asaltaron
Me exprimieron
Las que nunca le permitieron caminar sola a mi soledad
Las que me preñaron
Y parí ideas propias
Y tuve que dejar de ver la televisión
Y perdí mi membresía en el rebaño

Olvida el hedor
Esa pestilencia a recelo
Ese tufo disimulado con la ira
Esa fetidez que me arrinconaba en la cueva
Me asustó
Me enjauló
Cerró la puerta y perdió la llave
Tuve que correr
Y corrí a bañarme con espumas de estrellas y clorofílicos sudores



No repitas mi nombre
No lo repitas
¡No!
Déjame llevarlo conmigo

Olvida mi bicicleta
Mi oxidado y destartalado carruaje
Ella me regaló paseos bien temprano en la mañana
Y sentí en mis pómulos a la brisa somnolienta

Olvida mis pendejadas
Las que me hicieron diferente y libre
Infante y libre
Desajustado y libre
Solitario y libre
Solidario y libre
Comprensivo y libre
Incomprensible y libre
Reidor y libre
Risible y libre
Me enseñaron a entender
Y hasta comprender
Que la cosa no es para tomársela tan a pecho



No repitas mi nombre
No lo repitas
¡No!
Déjame llevarlo conmigo

Olvida aquella vez
Esa única e inolvidable
Yo permití que el viento la hiciera polvo
Y que el polvo alcanzara las nubes
Y que las nubes se perdieran en el cielo
Y que el cielo se iluminara con sus estrellas

Olvida el vino y el queso
La cerveza y el pescado frito
Las conversas de antología
Las veces que compusimos el mundo
Los recitales que eran la excusa para el ron y la cerveza
Olvida que me dediqué a escribir poemas y que los escribí con odio
Con ternura y hasta con fiebre en el estómago
Y permití que habitaran en el charco de una boca ajena
Y que le gustaran a esa boca y que esa boca se embriagara

No repitas mi nombre
No lo repitas
Ni para bendiciones
Ni para maldecirlo

En vida todo
En muerte nada

Por favor
Por favor
Por favor no me conviertas en fantasma
Olvídame y permite que mis cenizas se pierdan para siempre en la pata de un limonero

Si no leíste mis poemas
No hables de lo transparente de mis versos
Si siempre pensaste que en mis clases siempre regalé las notas
No hables de la profundidad de mi pedagogía y mucho menos
Mucho menos hables de lo amable que yo era

Si me vas a recordar así
Mintiendo
Mintiéndote
Será mejor que me olvides
Si me vas a recordar
Recuérdame a mí y no a un fantasma que te inventaste

No repitas mi nombre
No lo repitas
¡No!

Déjame llevarlo conmigo

domingo, 2 de noviembre de 2014

Poema de Enrique Godoy Durán (Guatemala)


Oración por la paz

Mirad todas las nuevas espigas
que se mecen cual brazos felices
Contemplando la faz de los hombres
En el himno de amor y de gloria

Y ese cielo que inspira a la vida
Con plegarias de fe y esperanza:

¡No más muertes, Señor! ¡No más muertes!
No más cruces vagando en el llanto
Que provocan la ciega venganza
Y  carcomen y enlutan las almas

¡Germinemos con nuevas promesas
Demos vida a la paz y a la historia
Cultivando por siempre sinceros

El abrazo que une a los hombres

domingo, 26 de octubre de 2014

Poemas de Ahmad Elshahawy (Egipto):


DOS CIELOS

 Cuando estoy contigo
soy,
como el centro de una rosa
que se enciende
             y
            se apaga

DUERMEVELA


Insólita como el color verde,
tú eres sueño y eres perlas,
casas que surcan el agua y cantan la sabiduría de los dioses
que estrujaron los primeros la sombra de mi corazón
y elegieron el Alefh como una guía para todas las gentes.

Tú eres el más antiguo de mis libros,
mi viaje iniciático en los refranes,
en el viento
                   y en la lengua madre,
                   tú, la madre.

¿QUÉ ES EL INFIERNO?

¿Qué es el infierno? –pregunté.

Amar
Sin eco,

Preguntar
Sin respuestas,

Escribir
Sin tener lectores,

Dormir
Sin que nadie pueble tu sueño,

Hacer votos
Sin que haya dioses,

Tener una llave
Y no tener casa,

Abrir la mano
Y no encontrar a ninguna mujer leyendo.

domingo, 19 de octubre de 2014

Poemas de Miriam Maricela García Acosta (El Salvador)


DORADOS TIEMPOS

Una tarde gélida,
frío recorriendo la calle;
cernida el hambre sobre el negro almidón de las caras sucias,
goteando como lluvia pegajosa:
hambre que se alimenta de sol,
sombras que se alimentan de los sueños…
grises días de paradoja luminosa.
Los lagrimones recorren los rostros opulentos,
que fingen desangrar el ánimo hasta evaporarse,
pero la voluntad se quedó coagulada…
Lo único que va y viene, escapando entre las bocas sin dientes,
son maldiciones, llantos y oraciones…
Cuando no hay nada porque pelear, más que por la lucha misma;
¿Qué importa la culta belleza?
si bajo sus blancas farolas,
se mueren pequeños mártires de la miseria…
Invisibles



METALINGÜÍSTICA

Los versos tienen aroma
por cada beso que recuerdan,
cada lágrima que evocan.
Tienen sabor a bocas locas que se enredan
a piel en llamas,
humo etílico
y licor de nicotina;
café mañanero,
brisa de octubre.
A tinta,
microfilm,
estopa, sal del mar.
Los versos saben a verbo,
sujeto y predicado;
pero hoy me conformo
con que los futuros versos que he de escribir
sepan a vos.

domingo, 21 de septiembre de 2014

SOBRE LA OBRA “EL SHERIFF DE PANAMA”

Alberto Cabredo y Héctor González

La tarea del escritor no es fácil, antes de publicar una obra debe recorrer un arduo camino para lograr que quien lea se sumerja en ella para hacerla suya tal y cual fue creada o, como ocurre la más de las veces, para hacer nacer una nueva obra desde su propia perspectiva, desde su propia experiencia vital, porque si algo es cierto, es que la realidad no es igual para todos, ya que todos la percibimos desde distintas posiciones y tamices, y por ello, incursionar en la novela histórica no es para nada fácil, pues, como todos sabemos, el tiempo borra y a su vez crea circunstancias que pueden transformar lo histórico en leyenda y viceversa, de allí que el escritor tenga el reto de buscar apego en la fidelidad de los hechos que narra, aún cuando la ficción esté necesaria y ineludiblemente de por medio.

En  este orden de ideas, la novela histórica cumple un propósito, pues como expresaba Maquiavelo: “…todo aquel que quiera saber lo que ocurrirá, debe examinar qué ha ocurrido… puesto que tales acciones son ejecutadas por hombres que tienen y han tenido siempre las mismas pasiones, las cuales, necesariamente, deben ocasionar los mismos resultados.”  Y así, tal como expresa Robert Kaplan en su obra El Retorno de la antigüedad, que “…cuando mayor sea el desprecio por la historia mayores serán los errores respecto al futuro.”
En consecuencia, quien acepta el reto de escribir una novela histórica, como así lo ha hecho el escritor HÉCTOR AQUILES GONZÁLEZ no puede olvidar, que cuando de expresar o dibujar el pensamiento, las sensaciones, situaciones, hechos existenciales, acontecimientos, experiencias o tramas se trata, la palabra adquiere su más grande significado y trascendencia, y se convierte incluso en elemento fundamental para explicar y valorar la experiencia humana, y es por ello que escribir resulta un arte en el que la sensibilidad y la astucia del prosista se complotan, para hacer que lo narrado,   tenga credibilidad, siendo precisamente allí donde radica la magia y la grave  responsabilidad de novelar la historia.
En nuestro país, la novela histórica tiene ya un largo camino, ahí están como ejemplos dignos de mencionar autores como Ramón H. Jurado, Gil Blas Tejeira, Rogelio Sinán, Gloria Guardia, Justo Arroyo, Juan David Morgan, Carlos Cuestas y Andrés Villa, entre tantos otros. Y qué decir de América Latina en general, en donde este género ha sido más que desarrollado. Baste señalar como ejemplos: Doña Bárbara de Rómulo Gallegos, El General en su laberinto de Gabriel García Márquez, La Fiesta del Chivo de Mario Vargas Llosa, y Ahí le dejo la gloria de Mauricio Vargas Linares.
Ahora bien, luego de leer los 36 capítulos y 1,710 párrafos de la obra en comento, puedo expresar a su autor AQUILES GONZÁLEZ que el esfuerzo de regalarnos estos capítulos, por demás sorprendentes de nuestra historia patria, valió la pena. Y como podría ser de otra manera, si hilvana de manera razonada y con buen oficio, bajo la excusa del personaje principal del libro -un pistolero norteamericano llamado Ran Runnels-, acontecimientos antagónicos y asombrosos sucedidos en los albores de nuestra república, cuando aún siendo parte de la República de Nueva Granada, su congreso autoriza la construcción de una ruta ferroviaria para atravesar el istmo de Panamá.
Los hechos relatados en la obra sirven a no dudarlo, para expresar de alguna manera el sinuoso camino de la relaciones entre Panamá y los Estados Unidos de Norteamérica ya desde mucho antes de la construcción del Canal de Panamá. Por cierto, es imperativo resaltar que esta obra es presentada a ustedes cinco (5) días después de la celebración del Centenario de la inauguración de la ruta interoceánica, lo cual constituye una ocasión propicia para recordar que éste Canal -que beneficia al comercio mundial-, fue objeto de una larga lucha patriótica que permite a los panameños administrar de manera independiente y soberana la franja canalera. 
EL SHERIFF DE PANAMA cuenta con múltiples capítulos que exponen esa disputa permanente por el uso y disfrute de las ventajas geográficas del istmo. Allí están reflejadas con maestría desde su primer apartado, LA FRANJA YANKEE, y otros  más  como LA GUARDIA DEL ISTMO, EL STAR AND HERALD, OTRA VEZ EL CUADERNO NEGRO DE RUNNELS, CONFLICTOS INTERNOS EN EL ISTMO y LA GUERRA DE LA SANDÍA (en que se expresan con lujo de detalles, nombres de personajes históricos o no, así como acontecimientos probablemente desconocidos para quienes lean este libro), las permanentes disputas de toda clase y naturaleza que se sucedían desde mucho antes de 1850, fecha en que se inicia la construcción del Ferrocarril de Panamá.
No sería justo omitir que en nuestro criterio, la creación de esta obra debió  implicar para HÉCTOR AQUILES GONZÁLEZ no solo esfuerzo literario sino también investigativo,  pues salta a la vista que el narrador invirtió cuidado al relatar,  pues como ya hemos señalado, el derroche de sitios, costumbres y acontecimientos que se amalgaman en la trama, no dan pie a otra consideración. En este aspecto, es de admirar el capítulo titulado LA GUERRA DE LA SANDÍA, el cual está tan bien relatado y mantiene la tensión y atención del lector de tal manera, que parece estuviésemos leyendo las noticias de un hecho ocurrido tan solo un día antes.
Debo recalcar en consecuencia, la originalidad de AQUILES GONZÁLEZ en el tratamiento de lo imaginario, así como la clarísima atención que presta a la verosimilitud que impone el arte, aunque sea  imposible que todo en la novela coincida con la realidad. Respecto a lo anterior, indica con acierto MARIO VARGAS LLOSA que: “…la ficción no es la vida sino una réplica de la vida que la fantasía de los seres humanos ha construido añadiéndole algo que la vida no tiene, un complemento o dimensión que es precisamente lo ficticio de la ficción, … aquello de lo que la vida real carece pero que deseamos que tuviera –por ejemplo, un orden, un principio y un fin, una coherencia y mil cosas más- y para poder tenerlo debimos inventarlo a fin de vivirlo …” y es que en ésta obra alucinante, AQUILES GONZÁLEZ ha invertido tal empeño narrativo, que la descripción y tratamiento de la ominosa figura de un forajido contratado por la empresa a cargo de la construcción del Ferrocarril transístmico, para acabar a punta de pistoletazos y ahorcamientos con todos los que estorbaran dicha construcción, pone de manifiesto una buena elaboración, facilidad estilística y agilidad expresiva, quedando demostrado su deseo de lograr un buen discurso creativo, a pesar de la cuestionable figura del personaje principal.
En su obra Poesía, narrativa y reflexión, Rodolfo A. De Gracia expresa: “A no dudarlo, la escritura es un producto. El resultado de un complejo, y a veces doloroso proceso, en el que la duda, el miedo, la pasión, …se entremezclan con elementos como la felicidad, la alegría, la satisfacción, y con otros que vienen a ser utilitarios, canalizadores y catárticos, como la ironía, la burla, la parodia, el silencio, etc” Y lo expresado, lo conoce muy bien AQUILES GONZÁLEZ, que a cada paso, cada hecho,  cada dialogo y descripción, tiende un puente hacia el pasado y nos sumerge en ese universo de intereses contrapuestos y luchas de poder de un sociedad caótica, que en medio del desbarajuste, se va cuajando de a poco para abrirse mejores caminos.
Para concluir, quiero hacer hincapié en la estrategia que utiliza AQUILES GONZÁLEZ para terminar la obra, culminando la misma con un final abierto y una pregunta que debe responderse cada lector, naturalmente, no seré yo quien les señale la incógnita que deja el escritor, pues para develarla, deben comprar la obra.
Felicitaciones al autor.

domingo, 14 de septiembre de 2014

Poema de León Salvatierra (Nicaragua):

Títulos

Ir a horizontes
donde apunta mi nariz
Al norte y sin alas
Arrastrar las rodillas
huyendo de la guerra
Al norte y la vanguardia
Tocar la esperanza
matizando la lengua
Al norte y las caricias.
Divagar en orillas
soñando con Los Ángeles
Al norte y la estadía
Escribir sobre un beso
ordenando vocales
Al norte y el regreso.
Rechazar movimientos
agitando los brazos
Al norte y el cansancio.
Disfrazar emociones
dibujando los labios
Al norte y las canciones
Apretar la cintura
susurrando palabras
Al norte y la escritura.
Abrazar la promesa
estrechando sus manos
Al norte y el engaño.
Aguantar el suplicio
boxeando con la sombra
Al norte y el delirio.
Escuchar el insomnio
taladrando sonidos
Al norte y sus dominios.
Esconderme en el ático
tramitando el asilo
Al norte y lo político.
Dilatar la pupilas
soportando la asfixia
Al norte y la dislexia.
Hacer un juramento
balbuceando palabras
Al norte y documentos.
En el norte
desafiar ilusiones
diseñando mis alas y otros poemas.

domingo, 7 de septiembre de 2014

Poema de Aura Méndez de Canova (Panamá)

Convertida casi toda
En cometa de papeles
Volé con grandes alas de cristal
Prestadas por las arenas milenarias.
El destino sin fronteras,
Podría ser
¿Un ramaje de tules azules?
¿Un desierto exótico plateado de luz?
¿O un satélite aventurero
En especie humana?

Llevé conmigo mis recelos
Enseres y joyas defectuosas,
En los gajos de mi alma
Convertida en un sarcófago
Por las amalgamas de la vida irónica.
Sembré mis dudas y esperpentos.

De las sombras viejas
Emana olvido,
Desarrugando el presente.
Mis pensamientos fracturados
Se sumergen en aguas purificadas;
Abrí el túnel de la vida otra vez.
Sin embargo...
El olvido y el recuerdo
Nacen y mueren a diario.

Convertida ya toda
En una fusión
De cuerpo y alma
Crecí...
Seguí creciendo
Y crezco...
Mis anhelos comenzaron
A susurrar al mundo.

domingo, 31 de agosto de 2014

Poema de Kenia Patricia López (El Salvador)

11


“Detrás de la cerradura del invierno
la muerte me espía con ojos ambiciosos”
Julio Iraheta Santos


La muerte toca a mi puerta
susurra a mis oídos:
-La hora está cerca.
Me pierdo en sus gemidos menstruales
se desvanece en afrodisiacos espantos.
La muerte toca a mi puerta.
Se despide,
 llevando en su vagina un pedazo de hielo.

12

El reflejo de la luna toca mi ventana
con la suavidad nocturna
con el instante verde
escabulle su hambre a los pliegues de mi piel
perdido entre mis sábanas
recorre los hemisferios de la almohada
descubre en mi pecho una estrella fugitiva
se quita la ropa
camina por la habitación
sembrando un olor
            /a mar experimental.

sábado, 23 de agosto de 2014

Poema de Alexander Zánches (Panamá)

MEMORÁBILA
I
En su detenido tránsito los fósiles esperan
el desmantelamiento de los   artificios
  
inamovibles en su convicción de piedra
resisten a las lámparas eléctricas
y a las interrogaciones del carbono catorce
de los paleontólogos
  
sólo cobran movimiento en la penumbra
de los museos
cuando llega la noche

y cesa el flujo de turistas
cuando los agentes de seguridad
son ganados por el   cansancio
mientras semejan pilotear naves ultramodernas
frente a   los paneles del sistema de circuito cerrado
  
entonces despiertan de su mansedumbre quieta
de su pleistocénico sueño
los huesos mutilados por el tiempo
y por los martillos de la National Geografic
y vuelven a escucharse los bramidos tras la dentellada titánica
los aullidos nocturnos de las bestias en celo
  
todo cobra movimiento bajo la bóveda de vidrio
las manadas como cardúmenes moviéndose
de un lado para otro
               por la sala
                               en sombras
huyendo de la zarpa y del colmillo
  
luego
el aire lavado por la lluvia
perlado de cristales detenidos en el   tiempo
de la fosilizada lluvia de las minas
de Muzo y de Sudáfrica
de   Siberia y de Indochina
  
el relámpago entre tanto despertando
al nacimiento de los dioses telúricos  
la tierra abriéndose
devorando los paisajes y horizontes
de los primeros seres   conscientes
  
y de nuevo el silencio inarticulado
el callado silencio del símbolo en la   piedra
íntimos mapas del alma poblando las praderas
y las paredes de cavernas y cascadas
  
la primera punta de piedra
el primer húmero quebrado
el llanto primero inducido por el   hombre
la primera muestra de furia incontenida
  
y el primer susurro en la   oreja
imitación del roce de hojas por el viento
               la primera onomatopeya
la primera sonrisa iluminando un rostro
el primer beso
el primer pacto
la primera caricia al un vientre solidario
el primer asombro metafísico
  
y nuevamente la lluvia
                               los
 relámpagos
la noche dictando paréntesis y álgebras al hombre
heredándoles el miedo genético al frío de la soledad
y al   hambre
  
en la penumbra del museo
                               penumbra fría
cobra más sentido que movimiento el fragmento de la vasija
recuerdo del barro con que coció sus dioses el hombre
aquella noche cuando tuvo que darle forma a la idea
y concibió la posibilidad de traducir la vaga concepción
que gravitaba en sus danzas de ebria psicotropiedad
  
y luego la tribu huyendo de los fríos glaciales
del sideral exilio de sus dioses
la tribu esquivando abismos y corrientes
la tribu disputándose los   territorios
la tribu distribuyendo equitativamente las pieles
                                              y los granos colectados
la tribu narrando junto al fuego sus primeros mitos
memoria   universal rescatada por el canto

  
y luego huyendo nuevamente hacia las regiones   boreales
y nuevamente al sur huyendo siempre
como buscándole sentido a las direcciones
a la rosa de los vientos y del tiempo
siempre juntos
unidos ante el abismo inevitable de la
 muerte
y   en la fiesta del nacimiento
siempre juntos
  
cobra movimiento la sala del museo
y cobra   vida
vida y movimiento que tornan al silencio pétreo
cuando se abren las puertas  
y fluyen en manadas los turistas
a nuevamente sorprenderse
con los restos fósiles
porción del tiempo   detenido
ahí donde todas las noches hay fiesta.
  
  
II
               (alegoría maya)
  
la geometría desmiente a los invasores
con la estoicidad que confiere el paso de los siglos
  
se han desmoronado algunos muros
los techos
las tapias
de los jardines
  
aún sobreviven las pruebas
de la preexistencia del cero
del análisis matemático
del cálculo del tiempo que no logran   rebatir
los informes del Vaticano
  
aún sobreviven las estelas
donde se describen los detalles de
 la transacción
porque no eran ajenos al comercio
ni siquiera desconocían el uso de la   rueda
  
adoraban sin embargo a los bárbaros dioses   elementales
propugnaban en sus templos
 el retorno a los antiguos pasos
templos cuyos altares estaban expuestos a la luz del sol
y de   las estrellas
templos magníficos
visitados cada año   por la sombra de sus dioses
  
las espadas se cebaron con las carnes del jaguar
y la serpiente
quetzal y colibrí vieron morir a sus   cantores
  
en las noches de luna llena juegan  
entre las olas tranquilas de los lagos
los destellos luminiscentes de los antiguos altares
ocultos por el tiempo

en las profundidades   del barro subacuático
el barro quebrado contra la piedra
el hueso convertido en herramienta
la semilla germinando en los vientres
regresando