Moisés Pascual (Panamá)
ADIÓS, HIJO MÍO
sé que hay
dolores sin nombre
en la punta
de los lápices afilados
abismos
indescriptibles
fugas en el
desliz sin fondo
vidas que son
destellos de vidas
hogueras
apagadas
cuando uno solo
quisiera ser aire o luz
lombriz
irse con los
amados al cielo de los dioses
los ojos los
huesos
bajo los
minerales
boca abajo
para abrir
los ojos
otras mañanas
y otros días
arrancando
con las uñas las hierbas y los metales sucios,
ardiendo en
el fuego del amor,
abriendo
caminos en el agua
días que ya
no serán iguales a aquellos los otros días
en que juntos
anduvimos por la vida
bebiendo
alegrías
de estrellas
ebrias y soles con manos amigas
islas y peces
multicolores
arcoiris
submarinos
arrecifes y
nubes de verano
llantos de
lluvia sin ojos
caminando de
norte a sur los infiernos de la ciudad
cantando
coplas a las mujeres desnudas
con sus
pieles de nieve,
pero hay días
que no tienen palabras
ni saludos
ni razones
que entender
palabras
imposibles de mascar como pan
lágrimas como
diluvios
horas vacías
mundos sin
esferas,
días tristes
como guerras vencidas,
eso que somos
los humanos con las alas rotas,
sombras que
flotan en las tardes,
animales
hechos de cenizas
y burbujas de
cerveza
buscando entre
piedras y piedras
la puerta de
la casa
las abiertas
ventanas
las huellas
de la sal
los caminos
y los abrazos
que se abren como mares
llenos de
flores azules
en las
memoria de los días que nunca se irán
del corazón,
oh puerto de
tu dolor, mío
palabras sin
alas
que en la
soledad de todas las noches
juntas
llorando
dicen tu
nombre de pequeña travesura,
dibujos y
naranjas,
óleos
amarillos,
niño del
alma,
en locos
jardines sedientos
donde espinas
matan rosas,
vagabundos y
guitarras,
trenes y
selvas, patrias heridas,
las antiguas
risas que le dan la vuelta a la Tierra,
de regreso al
vientre del amor,
disparando
relámpagos,
besos con
sabor a ron.
sí no me preguntes por qué
yo sé que hay
dolores sin nombre
en la punta
de los lápices afilados,
en todos los
nombres
de las cosas,
tu risa de
sol encendido
de viento y
de árbol
sombras que
flotan en las tardes,
animales
hechos de cenizas
y burbujas de
cerveza,
tiempos que
volverán a ser tiempo,
nunca sangre
de olvidos,
el amor siempre
crecerá, crecerá…
como las
mariposas en su limpio día,
en la
eternidad del aire y sus colores,
días que
volverán a ser amaneceres,
bosques
verdes, y sueños como los sueños.
Panamá, 23 enero 2014.