sábado, 24 de septiembre de 2011

CARTA ABIERTA A LA OPINIÓN PÚBLICA DE PANAMÁ Y EL MUNDO

Vielka Vargas Vélez



Ante la destitución de Vielka Vargas como funcionaria del Instituto Nacional de Cultura, los abajo firmantes queremos expresar nuestro repudio por esta decisión.

Quien ha decretado tal destitución tendrá sin dudas las potestades legales para hacerlo; no es eso lo que cuestionamos, por más efímeras que estas puedan ser.

Ni siquiera pedimos que sea restituida en su cargo. Podríamos citar muy buenas razones para eso, pero, paradójicamente, no son las buenas razones, y quizás tampoco el más simple razonamiento, la base en que se fundan las acciones de quienes hoy ejercen el poder político de la Nación.

Nuestra indignación surge del hecho de que se tome al INAC, la entidad más cercana al quehacer de quienes nos desempeñamos en algún aspecto cultural, como un simple botín político, sujeto al vaivén de los gustos y disgustos de quienes, ostentando el poder que temporalmente les confió el pueblo, sienten que al que menos deben rendir cuentas es a ese mismo pueblo soberano.

A lo largo de muchos años hemos visto a funcionarios ir y venir en el INAC, unos mejores que otros, pero Vielka Vargas, con su equipo de trabajo, demostró desde el primer día un compromiso institucional y personal con la cultura, un apego a lo que eso representa, algo que debe valer en este país, si queremos trascender integralmente alguna vez.

Y todo eso mientras en otros sectores de la vida pública otros funcionarios pugnaban por hacer méritos, y obteniéndolos por cierto, al vestirse con determinados colores partidarios para fomentar escándalos callejeros que hacen bajar la cara al ciudadano promedio.

Lejos de sumarse a esos coros a los que se encargará de tachar la historia, vimos en ella y en sus colaboradores, aún sin los recursos idóneos, una voluntad de hacer, un afán por sumar, un interés por mejorar.

Que se le destituya hoy no debiera sorprendernos; Panamá ha sido testigo reciente de otros ramalazos similares al que ahora la aparta de su gestión, y con los que ciertos políticos nos tienen hastiadísimos; pero eso no rebaja el repudio que ahora exteriorizamos.

Que no sea nuestro silencio un sinónimo de resignación, y mucho menos de complicidad.

Panamá, 22 de septiembre de 2011


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