domingo, 5 de noviembre de 2017

Poema de Henry Petrie (Nicaragua)

O


Canta con grillos
y sigue la ruta de zompopos
el que pare utopías,

va matando cada palabra
con horizonte caído.

Su universo es acción, verbo
sustanciado a su forma.

Se trata del guerrero
y sus criaturas,
de la estirpe esencial,

espíritus de seres vivientes,
fuerza ancestral del nervio.

Hasta la residencia de Escorpión,
la lanza fría de voz afilada,
remueve sus entrañas de hombre mustio,

sembrador de ruido y ceguera
–gas tiniebla veneno para muerte propia –,
heredero de historia con huecos tenebrosos.

Tras cada travesía
hay un Génesis-Apocalipsis
inédito;

toda mitología encarna creencias posibles.

De alguna cumbre-montaña,
páramo-llanura,
oasis-desierto,
eco-éter,
gruta fondo marino
o casa interior humano

la voz eremita

con ritmo atemporal y alboreo,
invoca criaturas de poder;

de cada una su espíritu
y de él
con big bang cardíaco,
su humanidad.

El diminuto Cosmos
se expande en el viaje líquido
de la chispa,

hacia el sueño de Chichén Itza
en el Templo de los Guerreros,

profundo y palpitante
como la memoria de un grano
de arena.

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