domingo, 30 de noviembre de 2014

Poema de Vannie Arrocha (Panamá):

Desperfecta

El día en que yo sea bonita:
con mirada felina y cuello de princesa
de piernas largas y cintura estrecha
cuando el sol se pose sobre las hebras
de este cabello medio negro
y la pigmentación original de la piel desaparezca.

El día en que yo sea bonita:
con pechos grandes y pestañas postizas
y el ego más que un accesorio sea un amuleto.
Ser predecible, con uniforme resuelto,
réplica de un maniquí de estantería.
terminaré musitando ideales ajenos.

El día en que yo sea bonita,

tendrías que llamarme por otro nombre.

domingo, 23 de noviembre de 2014

Poema de Edgar Otoniel García Robles (Guatemala):


LA CONQUISTA DE LA LUNA

Días bajo cero
a veces habla el viento
tuvimos derrotas y conquistas
el vértigo de la victoria
todo me llevó al desencanto
hay poemas a medias
al igual que esta historia

LEJOS

En el lugar donde estoy
la gente no es sencilla
llueve y no es un milagro
nadie conoce el asombro como yo
esta ciudad no tiene mar
ni amor
ni vida
ni nada
algo no corresponde con la realidad

ESPEJISMO

No he vuelto al mar desde entonces
ahora sé
que vendrás y no ha verme
vendrás y no existiré
la Luna ya no brilla
despertarás en mi tierra, en mi país
no habrá ojos tristes a tu lado
hablarás de amor y no podré escucharte
no podré decirte tanto

domingo, 9 de noviembre de 2014

Un poema de mi autoria:


EPITAFIO

No repitas mi nombre
No lo repitas
¡No!
Déjame llevarlo conmigo

Olvida ese verso
Ese que te escribí con odio
Con ternura y hasta con fiebre en el estómago
Ese que habitó en el charco de mi boca
Ese que me gustó y me embriagó

Olvida el estruendo de mi risa
La que siempre fue mi compañera
Mi querida camarada
Ella resonó en una esquina de mi aliento
Y mis papilas quedaron encantadas con su sabor

Y olvida mis huracanes
Esos que sin planearlos me salían tan bien logrados
Esos que te lastimaron
Que me lastimaron
Esos que me gritaron
Que le gritaron a mi oreja:
¡Los tifones no somos cómplices!
No repitas mi nombre
No lo repitas
¡No!
Déjame llevarlo conmigo

Olvida mis espinacas
Morder sus hojas
A veces me fue difícil
A veces fácil
Aunque siempre mis mordidas fueron transparentes
Y me llené de verde
De ese verde
Del verde que fulgura

Olvida mi barriga
Mi despeinado peinado
Mis manos sin callos
Mi estatura de palmera
Mi dura mirada
Mi nariz de percha
Olvida que comí y bebí sin dieta adelgazante
Que corrí en la dirección contraria
Pensé como hereje
Que rasqué mis ardores
Y fui el sílice de mis traspiés
Un cristal en el ojo de la luciérnaga

No repitas mi nombre
No lo repitas
¡No!
Déjame llevarlo conmigo

Olvida mis cavilaciones
Esas mujeres que siempre me asaltaron
Me exprimieron
Las que nunca le permitieron caminar sola a mi soledad
Las que me preñaron
Y parí ideas propias
Y tuve que dejar de ver la televisión
Y perdí mi membresía en el rebaño

Olvida el hedor
Esa pestilencia a recelo
Ese tufo disimulado con la ira
Esa fetidez que me arrinconaba en la cueva
Me asustó
Me enjauló
Cerró la puerta y perdió la llave
Tuve que correr
Y corrí a bañarme con espumas de estrellas y clorofílicos sudores



No repitas mi nombre
No lo repitas
¡No!
Déjame llevarlo conmigo

Olvida mi bicicleta
Mi oxidado y destartalado carruaje
Ella me regaló paseos bien temprano en la mañana
Y sentí en mis pómulos a la brisa somnolienta

Olvida mis pendejadas
Las que me hicieron diferente y libre
Infante y libre
Desajustado y libre
Solitario y libre
Solidario y libre
Comprensivo y libre
Incomprensible y libre
Reidor y libre
Risible y libre
Me enseñaron a entender
Y hasta comprender
Que la cosa no es para tomársela tan a pecho



No repitas mi nombre
No lo repitas
¡No!
Déjame llevarlo conmigo

Olvida aquella vez
Esa única e inolvidable
Yo permití que el viento la hiciera polvo
Y que el polvo alcanzara las nubes
Y que las nubes se perdieran en el cielo
Y que el cielo se iluminara con sus estrellas

Olvida el vino y el queso
La cerveza y el pescado frito
Las conversas de antología
Las veces que compusimos el mundo
Los recitales que eran la excusa para el ron y la cerveza
Olvida que me dediqué a escribir poemas y que los escribí con odio
Con ternura y hasta con fiebre en el estómago
Y permití que habitaran en el charco de una boca ajena
Y que le gustaran a esa boca y que esa boca se embriagara

No repitas mi nombre
No lo repitas
Ni para bendiciones
Ni para maldecirlo

En vida todo
En muerte nada

Por favor
Por favor
Por favor no me conviertas en fantasma
Olvídame y permite que mis cenizas se pierdan para siempre en la pata de un limonero

Si no leíste mis poemas
No hables de lo transparente de mis versos
Si siempre pensaste que en mis clases siempre regalé las notas
No hables de la profundidad de mi pedagogía y mucho menos
Mucho menos hables de lo amable que yo era

Si me vas a recordar así
Mintiendo
Mintiéndote
Será mejor que me olvides
Si me vas a recordar
Recuérdame a mí y no a un fantasma que te inventaste

No repitas mi nombre
No lo repitas
¡No!

Déjame llevarlo conmigo

domingo, 2 de noviembre de 2014

Poema de Enrique Godoy Durán (Guatemala)


Oración por la paz

Mirad todas las nuevas espigas
que se mecen cual brazos felices
Contemplando la faz de los hombres
En el himno de amor y de gloria

Y ese cielo que inspira a la vida
Con plegarias de fe y esperanza:

¡No más muertes, Señor! ¡No más muertes!
No más cruces vagando en el llanto
Que provocan la ciega venganza
Y  carcomen y enlutan las almas

¡Germinemos con nuevas promesas
Demos vida a la paz y a la historia
Cultivando por siempre sinceros

El abrazo que une a los hombres