sábado, 31 de diciembre de 2011

Diálogos con Marco Antonio Panduro González (Peruano en Costa Rica)


Marco Antonio Panduro González (Peruano en Costa Rica)

Hace poco un amigo[1] escribió: " Es la lógica del sistema que sólo presta atención a lo instrumentado por lo mediático". En referencia a la presencia de Joshua Bell - afamado concertista de violín- en la estación de metro de Washington. Allí, confundido entre la multitud, tocó su violín como cualquier músico ambulante que se gana la vida en las calles. Apenas unos cuantos se detuvieron, nadie lo distinguió, y excepto los niños que terminaban jalados por sus padres presurosos de obligaciones, solo una mujer pudo reconocerlo y se tomó el tiempo de escucharlo hasta el final de una pieza; había asistido días atrás a su presentación en el Teatro de Boston.

Estas palabras, de prestar atención a lo instrumentado por lo mediático, resumen lo que podríamos llamar el efecto malabar, como la parafernalia mediática que viaja por los 5 continentes cargada de conciertos tal, de festivales tal. Pavarotti hizo bien en el sentido que la Opera se masificara; buen punto el hecho de difundir algo hasta hace poco estaba reservada a las élites. Pero también se va perdiendo el sentido íntimo. Debe ser por eso que Sabina dijo hace poco que ya no le parecen conciertos de música, sino más bien celebraciones tribales. La gente se divierte, pero se hacen extrañar los matices, la atmósfera de los lugares pequeños, aunque esto también debe ser visto de acuerdo al género. Un concierto de Trash Metal dista mucho en calidez de atmósfera de la de uno de Smooth Jazz o del ambiente de nostalgia de Arpas Andinas.

David Robinson:

- Entonces, pregunto: ¿las Bellas Artes son para las minorías? Hermano, este tema es sumamente interesante...


Los estándares son el problema, me parece; en el sentido de que lo se produce y se consume actualmente se debe, repito el término: por la parafernalia mediática. Al punto tal que muchas canciones no posean esas particularidades que las hacen únicas e indiferenciables, sino producción en serie, producción en masa; y de esa exclusividad no es la abanderada únicamente la música; el cine, por ejemplo, muestra en la pantalla a actrices cada vez más se parecidas entre sí. Probablemente estemos accediendo a algo que ha prestado el nombre de arte sin serlo, solo por el hecho de reunir una inmensa cantidad de gente; diríamos mejor, entretenimiento. Hablábamos, recuerdo, de las comparaciones entre Dady Yankee y Calle Trece, haciendo la gran salvedad, dentro de este género, de una preparación y un sentido de la estética genuina por parte de estos últimos.



Seguidamente al cabo de unos días:

Hola David, aquí nuevamente, viendo, a partir de este debate, a donde me llevan las ideas. A propósito de masas y minorías, donde preguntabas tú si las Bellas Artes estaban reservadas a las minorías. Démosle vuelta a la tortilla sobre lo que quiere decir masa y minorías.

Antes del anterior escrito, ya había leído este artículo tuyo, me llamó la atención el extracto siguiente. Dices tú:

Artículo de David:

Ahora me pregunto y pienso sobre la situación de la literatura panameña y el insustancial impacto de los escritores en la sociedad istmeña. ¿Qué ocurre? Tengo entendido que Panamá goza de una infraestructura muy parecida a la de Miami, debe a haber sido la presencia gringa durante tantos años. Pero es sinónimo de progreso, sin embargo, edificios y otras edificaciones. Los lectores panameños, los pocos que hay, aquellos que toman un libro por placer y no para hacer una tarea escolar o universitaria, ¿Serán igual de superficiales que el resto de la población? …



Escribí esto después de la última respuesta sobre los standares del arte:

Pero el término masa al parecer acarrea fibras un tanto sensibles. Aceptemos primero, en la realidad latinoamericana, que sean las minorías las cultas. Entonces, si fuera así, ¿por qué nuestros países arrastran siglos de taras y de equivocaciones recurrentes venidas desde sus gobernantes y de las clases dirigenciales? Deberíamos de suponer entonces que aquellas minorías privilegiadas carecieran de horizontes humanísticos más elevados. ¿Entonces no serán ellos masa también? Pero al mismo tiempo las masas pueden ser, al margen de su primera y principal acepción, el rebaño que sigue a su pastor, si  a éste se le antoja, al precipicio. Hoy en día esa masa ostenta un alto poder adquisitivo, los encuentras de compras en los grandes almacenes, endilgados por el aparato publicitario del consumismo. Entonces, siguiendo este racionamiento ¿las minorías no serán, acaso entonces, los individuos que se resisten a aquellas órdenes y que buscan su identidad ante todo? ¿Y una de las vías de la búsqueda de esta identidad no será a través de los libros? 


David Robinson:


Así es, las minorías favorecidas por el sistema económico, no son parte de las élites pensantes...mucho menos morales...Brecht habló de los indispensables, aquellos que luchan toda la vida; Martí afirmó que la dignidad humana descansa sobre unos cuantos hombros; así mismo ocurre con la cultura literaria: unos cuantos la llevan adelante...

domingo, 25 de diciembre de 2011

Palabras urbanas (Marginalidad)


Henry Petrie (Nicaragua)

Estas son las palabras urbanas,

las marginales, las que temen y repelen,

surgidas de reductos, barriadas,

cantinas y puteríos, de las vendetas,

alcohólicas y amanecidas en agrio;

                                                             

amantes del submundo, de la oscuridad;

perdidas y atrevidas, criaturas impías.



Gatos y murciélagos por las noches,

imágenes sigilosas tras luces de neón,

huecas rotondas,

rótulos lumínicos ahogados,

una dama del silencio y el beso prohibido

eructa mil roces y penetraciones.



Visión meridiana, luz de sol resentido,

de fantasmas atrapados en azuladas ojeras

y humanos atropellando sus mentes.



¡Putativos!

¡Putativos hijos!

¡Putativos hijos de sociedad!



Estas son las palabras que odian,

sin perfumes ni decorados,

a lo sumo una pared, la calle misma,

que viven en graffiti, diciendo al oído:



Si no irrumpís, te jodiste.

domingo, 18 de diciembre de 2011

POEMA DE DIANA ESPINAL (HONDURAS)


Diana Espinal (Honduras)


56.

 

Ciudad Juárez

Es inamovible soledad ruleta rusa

 

Tiene

Envejecidas las aceras

Los gruñidos

                                              Y           

 Retoñan en las esquinas

Los chalecos antibalas

 

Es sangre

Espiral y lamento

Es graffiti

Y

 Punzón de fuego

Que se engulle en arqueadas andanzas de anzuelo

 

Huele a piedad y condena

Se alimenta de desosiegos y de anestesia

 

Todos los días

En Ciudad Juárez

Se cosifica la existencia.


domingo, 11 de diciembre de 2011

Poema de Jonathan Velásquez (El Salvador)


Jonathan Velásquez (El Salvador)

LA ÚLTIMA PRIMAVERA

Te fuiste como las azules mariposas
que la primavera trae
y tu última sonrisa
invocó los dioses antiguos de la lluvia.

A lo lejos tus caracoles
me llaman a la isla de los sueños,
el silencio de tu cuarto vacío
dibuja en secreto los misterios de tu nombre.

¡No has muerto ni lo harás nunca!
vas conmigo
en el vientre de la ciudad oscura y fría.

Llueve y las hojas de los árboles
como danzando tu tango preferido
deletrean en su lenguaje milenario
la forma de llamarte.

Tus caracoles suenan a lo lejos,
abro las ventanas sucias de mis ojos
una mariposa azul susurra con sus alas
los decibeles de tu rostro.

Llueve, como la primavera en que te fuiste
cierro por última vez  todas mis puertas de llovizna
tus caracoles suenan en mi pecho
y te abrazo en la isla de los sueños.

sábado, 3 de diciembre de 2011

INVOCACIÓN


Waldina Mejía (Honduras)

¡Oh, sencillas palabras del amor

cuántos hermosos cielos habréis enamorado!



Palabras simples,  comunes,  claras palabras

luminosas como el fino cristal

imponentes como múltiples campanas

dulces como los sueños

altas

como la entrega.



¡Venid a mí, antiguas palabras amorosas!

¡Danzad  felices cuando estoy con mi amado!

Porque os quiero 

                              besar  

                                         morder  

                                                         saborear

palabras repetidas por siempre y para siempre

y siempre

                 recién nacidas

húmedas

del agua en que navega el corazón.



¡Oh, palabras hermosas

venid a mí

porque mi amado

        llega!