domingo, 17 de febrero de 2013

Poema de Wingston González (Guatemala):



Marvin, Wingston, David
 
Parece caer por las escaleras Beatriz, caerse y llamarnos
Mas en verdad baja
Con la cara iluminada de una señorita, baja
Oh, cómo se ilumina, cómo
La luz serena de los trigales, mamá, profecía
De las putas a la luz de la Luna, en cada roca en vela Beatriz
Que no habla de otra cosa que el fuego, no
Desdichada yo que soy como un muerto que regresa al dolor
Ajá, Beatriz, es usted un muerto que regresa al dolor
Pero esta discoteca
Esta fiesta de año nuevo
Parece caer por las escaleras de unas gotitas
De carne iluminada de burbujas de silencios
De ropa de marca y dinero, cómo no
De lunes a septiembre
De todos los que brindan y suelen decirnos
A cada hora en la esquina Beatriz
El arma sacude de la alegría
Que desdichada es
Como un muerto
Que traspasa la ficción

domingo, 10 de febrero de 2013

Poema de Kenia Patricia López (El Salvador):


Kenia Patricia López (El Salvador)
1
Miro tus ojos
y abro la dura coraza
que envuelve al niño
que juega en la oscuridad.

2
La hora de mi muerte marcará la huella
que el semen de mis palabras
dejó en la montaña de tus sienes.

3
En la acera todo se cae.
Y el viento por fin
recogió tus labios.


4
La distancia es mi cruel enemiga
verduga de dos filos
la desnuda figura que te abriga
en tu miedo
en mi ausencia
en tu silencio
y el mío.

5
Me cansé de sábanas blancas
han absorbido el veneno acuoso de tus costillas.
Decidí,
mudar tu piel de mi cuerpo.

6
Deseos nadan en tu mirada letal.
¿Qué más da?
No existen lámparas mágicas
y no soy genio para concederlos.
7
No supliques
ahora me niego a escuchar el grito
desde tu vientre desgarra
 las paredes de mi habitación
tragándose mis espantos
y la sombra del hombre que ayer fui
y no seré más.

8
Todo se tiñe al color de tu piel.
A ti,
que gustas perderte en tierras ajenas
invito a explorar cada rincón de mi ser
invade mi geografía ecléctica
incendia mis países cervicales.
Viajero,
sé el último en corromper
mis hemisferios virginales.

9
La lluvia nocturna marca mis huellas
sumerge su cabellera en la llaga crédula de mi ausencia
abraza su tristeza
en un vocablo congela su agonía.
Lluvia nocturna en las sienes del abismo
ata una piedra a su cintura
y confiesa a su reflejo lo feliz del olvido.
Besa suavemente la luz de la vela
y se funde en el tic tac del reloj.