domingo, 28 de mayo de 2017

Cuento de Elida Guadalupe Navarro Madrid (Panamá)

                            
                                   La Doña Roja
Es la señora de la casa, la gran y distinguida esposa de Ricardo. De buenos modales, etiqueta y cultura; sabía cómo manejarse en la sociedad. Una doña respetable.
Entra a la recepción del hotel y lo ve.
Alto, moreno y con un olor fuerte. Llamó su atención como siempre.
-Buenas tardes señora Sofía. ¿Viene a la reunión del Club de Jardinería? –Abriéndole la puerta del Salón Principal.
-Buenas tardes, Román, así es. –Mientras lo ve a los ojos con mirada sincera de agradecimiento por la gentileza al abrirle la puerta y luego baja esa misma mirada poco a poco y que poco a poco deja de ser una mirada de gracias para convertirse en una morbosa ojeada al gran Román.
Ambos se sonrojan y se retiran.
Doña Sofía era en efecto una gran dama de sociedad pero tenía una pequeña manía, y es que al saludar, conocer y ver a un hombre, el que fuese, siempre tiene que bajar su mirada a ver qué potencial tiene el individuo y digo potencial porque para ella todo es perfectible, sólo basta tener un poco talento y la maestría llegará con la práctica.
Sale de su reunión del Club de Jardinería y la espera su esposo, Ricardo, que está con un señor extraño.
-Querida, te presento a Calixto Frondones, el dueño del terreno dónde empezaremos el nuevo proyecto de la constructora.
-Señora un placer
-Encantada Sofía –Contesta, mientras al mirarlo a los ojos para saludar mueve la mirada a la izquierda dónde se encontraba un hermoso espejo, lo mira tres segundos, zigzaguea, empieza a bajar  su cabeza y finalmente baja su mirada para observar a Calixto.
Ricardo extrañado por su cabeza baja, le pregunta.
-¿Amor te pasa algo?
-Mi vida de repente me sentí débil, como si tuviese un gigantesco animal en mi espalda (al decir esto se imaginó al gran Calixto) ha de ser que dormí mal.
La familia está en la iglesia, en la misa dominical, en primera fila; es un día diferente porque es un nuevo sacerdote. Es un cura joven y no usa sotana. Inicia la homilía, los feligreses se arrepienten por sus pecados y piden perdón. Llega el momento de arrodillarse, doña Sofía queda en frente los pies del cura, esta vez no necesita bajar la cabeza sino subirla, no sabe como disimular, entrelaza sus manos, empieza a apoyar su cara, levanta la cabeza, lo mira y se percata de que él ya la estaba mirando.

Se sonroja, continúa orando…

domingo, 14 de mayo de 2017

Protesta de Christian Santos (Nicaragua)

¡Ella Xipaltonal! La Madre que revuelve la materia celeste, la que revienta los cielos en lluvia de deseos invitándonos a vos y a mí  al  ritual  de sal y sangre en la ribera de los ríos, en la ciudad, en la playa. Es ella Xipaltonalt, la que nos guía a  gozar del sortilegio de amar ¡En  la plenitud del momento!

Diosa Madre Xipaltonalt: ¿Decime? ¿Para qué en la ley esta registrado el derecho a la vida de esta  mujer, si en este momento ella está a punto de morir  por un embarazo sangrante  y está prohibido salvarle su vida

Jesús de Nazareth…!Te acordás que vos salvastes la vida de la mujer cuando la apedreaban...Decime ¿por qué hoy permitís que este embarazo le reviente la vida y no haces nada para salvarla?  

domingo, 7 de mayo de 2017

Poema de Consuelo Hernández (Colombia)

CLAROSCURO
A Gladys Ilarregui

La vida es una calle de luz y sombra
un caerse y levantarse
a pesar del dolor en la rodillas
es ver con ojos nuevos cada instante
y sin miedo
saborear las batallas…

Es pulir la piedra bruta
convertirla en diamante
es brillar en el hogar de la tiniebla…

Es rotar con la rueda de tu fortuna
que con cada decisión impulsas  
en tu breve paso por la tierra.

Vivir
es recomenzar cada minuto

en punto cero.